martes, 4 de septiembre de 2007

Pucheros

-¿Falta mucho?- Me preguntó por enésima vez, mientras me tiraba del brazo con premura.

El autobús iba atestado de gente. El ruido del tráfico era ensordecedor, y las preguntas incesantes de Laura empezaban a aturdirme.

-Llegaremos enseguida. ¿No ves que hay atasco?

-¿Qué es atasco?

-Atasco es cuando hay muchos coches en la carretera y por eso se tarda más en llegar a los sitios.

-Entonces, ¿cuánto hay que esperar?

-Hay que esperar a que arranquen los coches.

-¿Y por qué no arrancan? El semáforo está verde. ¿Llegamos ya?

No sabía qué contestarle. Así que le grité que se callara de una vez. No tardé en arrepentirme. Laura hizo pucheros y comenzaron a rodarle lágrimas por las mejillas, pero no dijo ni mu. Comencé a acariciarle el pelo y al rato se calmó. Cuando por fin llegamos a nuestro destino, dormía plácidamente apoyada en mi hombro. Me daba mucha pena, pero le susurré al oído:

-Mamá, despierta, ya llegamos al médico.