La primera vez.
Recuerdo perfectamente la primera vez en mi vida en la que sentí auténtico pánico. Tendría alrededor de 6 años, y aún no conocía el miedo. Aquel verano, una tarde con mi abuela en la piscina de El Cristo, se produjo un aviso de bomba. Aún puedo revivir la sensación de incertidumbre, yo no entendía qué pasaba, simplemente podía ver el miedo en la cara de la gente. Recuerdo una marabunta humana tratando de huir de allí desesperadamente. Yo me aferré a la mano de mi abuela pero, por primera vez, no fui suficiente para sentirme segura. Aquella noche no conseguí dormir, y tardé mucho tiempo en superar aquella sensación de vulnerabilidad. No entendía, para mí el miedo no existía hasta entonces, ni la posibilidad de que alguien quisiera hacernos daño a mi o a mi abuela. Por primera vez, oí hablar de ETA.
La última vez.
La última vez que sentí miedo fue ayer. Miedo irracional de la vida que se me escapa, de la vida que no me hace caso, que sigue un camino que yo no había previsto.