La noche más larga se convirtió en mañana, pero el amanecer hoy es distinto, porque los demonios han decidido quedarse. Estaban a mi lado en la cama al despertar. Me siguieron por el metro, por la calle. Ahora me están mirando mientras escribo, en pie, detrás de mí, vigilantes. Les digo que se vayan, que me dejen en paz, que necesito estar tranquila. Les suplico, pero no me escuchan. Son muy fuertes. Saben lo que quieren, y no sé zafarme de ellos. Sigo siendo frágil. Dependiente. Cobarde. Me lo gritan continuamente al oído, sin que nadie más que yo sepa de su presencia. Toda la noche han estado en mi cama. Cuando caí rendida, al entrar en estado de vigilia dejé de oirles, y por un momento creí que habían desaparecido. Pero estaban esperando a la vuelta de la esquina, en mis sueños. Siguen aquí, ¿no los ves?
1 comentario:
mecagüen los demonios!
¿qué hacer con ellos?, pues enfrentarlos. Sé que sabes como hacerlo y también se que tienes la fuerza suficiente para hacerlo.
Lo que realmente necesitas para librarte de ellos es querer hacerlo, ¿o no?
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