viernes, 10 de marzo de 2006

EN LA CUERDA FLOJA

L
as callejuelas de la vida a veces se estrechan tanto que llegan a obligarnos a avanzar como equilibristas. Es entonces cuando descubrimos a los cobardes que decían ser valientes, y a los valientes que se creían cobardes. Incluso uno mismo puede tener una visión equivocada de su gallardía. Lo importante es intentar cruzar la cuerda floja a pesar de tener miedo a caer al vacío. Los que se quedan y no consiguen dar el primer paso corren un riesgo aún mayor: el arrepentimiento de no haberlo intentado, la duda de lo que les esperaba al otro lado, la frustración. Una vez dado el primer paso, sólo cabe la opción de seguir hacia delante. La mayoría lo logran, no sin sufrir miedos, angustias y pérdidas de equilibrio momentáneas, pero siguen adelante en su vida. Se sentirán felices porque hicieron lo que querían y no les paralizó el miedo. Ya no temerán al futuro ni a nuevos caminos estrechoS

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha costado mucho llegar a esa conclusión, y en parte te lo debo a ti. El quedarse con la duda de qué habría pasado, saber que no te esforzaste lo suficiente, no son los mejores compañeros de viaje.