eres el motor de mi risa. 
Aunque a veces te apagues 
siempre vuelves a resplandecer, 
obligándome a renacer 
cuando me creo muerta. 
En días como hoy 
siento que nunca te extinguirás, 
nadine, bola de luz, 
calor, fuego intrínseco. 
Sigue alimentándome el alma, 
no dejes que caiga 
en el inmenso océano 
de los desesperados, 
de la mediocridad asumida. 

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