lunes, 27 de agosto de 2007

...

Huele a vuelta al cole, aunque rocemos la treintena. Quizá sea la morriña de tiempos pasados, que no sé si mejores. O quizá las últimas noches de lluvia y los días oscuros de horno, empanada y ronroneo. De madrugada me sorprendo apoyada en el alféizar fumando otro cigarro, ¡cuántas promesas incumplidas! La soledad ya vuelve a ser mi compañera, de cama, de mesa, de alféizar. Vuelvo a quererla, y con ella, al invierno, al calor que esconden las sábanas y al libro abierto sobre la mesilla. Cuando ellos lleguen... te echaré tanto de menos. Que las manos se me duermen. Que la risa se me pudre. Que el colacao me sabe amargo y la cerveza no me calma.

No hay comentarios: