da teta a sus estrellas
panza arriba:
gruñe y gruñe.
¡Estrellas niñas, huid;
estrellitas tiernas!
Federico García Lorca
Nadie es una isla, completo en sí mismo, cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra, si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.